"La fuerza de los mitos no siempre es inmediata, aunque sí la fascinación que ejercen. A veces es preciso que pasen algunos años para que comprendamos su mensaje. Hay que dejarlos asentarse, como los posos del café. Cuando uno oye por vez primera un mito, se da cuenta de que siempre ha estado ahí, esperando que lo oyéramos y escuchásemos, durmiendo como la princesa del cuento, o como el arpa del salón que aguarda esa mano de nieve que sabe arrancarle sus notas musicales. Los mitos dejan en nosotros su huella, su impronta es como nuestra herencia genética, y, el día menos pensado, vuelven a nuestra memoria y a nuestro corazón -los re-cord-amos, literamente, de cor cordis "corazón"-, y nos recuerdan y ayudan a entender un poco mejor lo que nos pasa".
Guillermo Almeida Arce. Santa Clara Clásica.
Guillermo Almeida Arce. Santa Clara Clásica.
Ángela |
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